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La taza de te

Gran Maestro —dijo el discípulo—, he venido desde muy lejos para aprender de ti. Durante muchos años he estudiado con todos los iluminados y gurús del país y del mundo y todos han dejado mucha sabiduría en mí. Ahora creo que tú eres el único que puede completar mi búsqueda. Enséñame, Maestro, todo lo que me falta saber.

Badwin el sabio le dijo que tendría mucho gusto en mostrarle todo lo que sabía pero que antes de empezar quería invitarlo con un té.

El discípulo se sentó junto al Maestro mientras él se acercaba a una pequeña mesita y tomaba de ella una taza llena de té y una tetera de cobre.

El Maestro alcanzó la taza al alumno y cuando éste la tuvo en sus manos empezó a servir más té en la taza que no tardó en rebasarse.

El alumno con la taza entre las manos intentó advertir al anfitrión:

—Maestro…

El Maestro Badwin como si no entendiera el reclamo siguió vertiendo té, que después de llenar la taza y el plato empezó a caer sobre la alfombra.

¡Maestro! —gritó ahora el alumno—, deja ya de echar té en mi taza. ¿No puedes ver que ya está llena?

Badwin dejó de echar té y le dijo al discípulo:

Hasta que no seas capaz de vaciar tu taza no podrás poner más té en ella.

Hay que vaciarse para poder llenarse.

Una taza, dice Krishnamurti, sólo sirve cuando está vacía. No sirve una taza llena, no hay nada que se pueda agregar en ella.

Manteniendo la taza siempre llena ni siquiera puedo dar, porque dar significa haber aprendido a vaciar la taza. Parece obvio que para dar tengo que explorar el soltar, el desapego, porque también hay una pérdida cuando decido dar de lo mío.

Para crecer entonces voy a tener que admitir el vacío. El espacio donde por decisión, azar o naturaleza ya no está lo que antes podía encontrar.

Esta es mi vida.

Voy a tener que deshacerme del contenido de la taza para poder llenarla otra vez.

Mi vida se enriquece cada vez que yo lleno la taza, pero también se enriquece cada vez que la vacío… porque cada vez que yo vacío mi taza estoy abriendo la posibilidad de llenarla de nuevo.


El proceso de desaprender es realmente fascinante y esencial en un mundo en constante cambio. La metáfora de la taza llena de té es una excelente manera de visualizar este concepto. Al igual que una taza llena no puede contener más té fresco hasta que se vacíe, nuestra mente no puede asimilar nuevas ideas si está saturada de creencias preexistentes.

Adam Grant señala cómo llevamos “fósiles mentales” en nuestras cabezas, ideas y suposiciones que pueden haber sido útiles en el pasado pero que ya no son aplicables en el mundo actual. Este reconocimiento es el primer paso para desaprender: ser conscientes de nuestras propias limitaciones cognitivas y estar dispuestos a desafiar nuestras creencias arraigadas.

El sesgo cognitivo, como el sesgo de confirmación, puede ser un obstáculo importante en este proceso. Nos inclinamos a buscar información que confirme lo que ya creemos, ignorando cualquier evidencia que contradiga nuestras ideas preconcebidas. Este sesgo refuerza nuestras creencias existentes y dificulta el desaprendizaje.

Vaciar nuestra taza mental requiere introspección, humildad y valentía para cuestionar nuestras propias creencias y estar abiertos a nuevas perspectivas.

El método para vaciar la taza implica ser conscientes de nuestros sesgos cognitivos y creencias obsoletas, y luego tomar medidas activas para cuestionar y descartar esas ideas. Requiere paciencia, perseverancia y una mentalidad de crecimiento.

Hay muchos ejercicios que podemos hacer, pero hoy quiero que te centres en uno solo: la meditación.

Recuerda que tu hemisferio cerebral izquierdo es el soporte físico de la consciencia, mientras que el hemisferio derecho, el sistema límbico y el cuerpo son el soporte físico del inconsciente. La mente ligada al hemisferio cerebral izquierdo es una mente habituada a juzgar y a etiquetar y, muy poco dada a observar, escuchar y aprender. Es difícil que se nos revele aquello que sucede en nuestro inconsciente desde la mente, pero con la meditación surgen respuestas inspiradas y creativas porque es un acceso directo al inconsciente.

Te invito a descubrir los beneficios de desaprender y abrir espacio para nuevas ideas, ¿te animas?

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