Piénsalo por un momento, casi siempre cuando estás realizando una actividad del tipo que sea, no estás presente. Vas a pasear y estás pensando en momentos pasados o imaginando escenarios futuros. Estás cocinando y a la vez pensando en la lista de tareas que tienes que hacer aún antes de acostarte. Te estás duchando y a la vez pensando lo que vas a hacer cuando llegues al trabajo. Estás leyendo un libro y has de volver atrás porque no has prestado atención las últimas páginas, o quedas con un amigo y no estás presente en la conversación sino que no paras de mirar el móvil por si hay algún “incendio” que apagar en tu vida.
Esta manera de hacer las cosas sin estar en el momento presente hace que vivamos constantemente en estado de alerta, que no nos relajemos, que nos sintamos atascados y sin energía. Cuando estamos atrapados en pensamientos sobre el pasado o preocupaciones sobre el futuro, perdemos la riqueza de la experiencia actual.
Cuando comienzas a tomar conciencia de esto y cada vez que haces algo, te permites estar en el aquí y ahora, nada más parece importar, no existen los problemas, ni las preocupaciones, solo este momento, este lugar, este instante único e irrepetible. Y solo cocinas cuando estás cocinando, solo lees cuando estás leyendo, solo te duchas cuando te estás duchando, y eso hace que captes todas las sensaciones que ese momento te está generando, y que tus experiencias cotidianas se conviertan en experiencias vitales.
Esa sensación de “flow” es verdaderamente poderosa y transformadora. Cuando estás completamente presente en el momento, te sumerges en la actividad que estás realizando y pierdes la noción del tiempo y del espacio. Es como si todo se alineara y cada acción fluyera de manera natural.
Esta experiencia no solo te brinda un profundo sentido de satisfacción, sino que también puede aumentar tu creatividad y productividad. Practicar la atención plena y la conciencia del momento presente te permite desconectar de las inquietudes y el ruido mental, facilitando un estado de paz interior.
Además, cultivar esa habilidad te ayuda a disfrutar más de la vida cotidiana. Cada experiencia, ya sea trivial o significativa, puede convertirse en una fuente de alegría y aprendizaje. Fomentar la práctica del mindfulness, a través de la meditación, la respiración consciente o simplemente estando presente en cada momento, puede allanar el camino para experimentar este estado de “flow” con mayor frecuencia y disfrutar de la vida de una manera más profunda y significativa.
Una poderosa experiencia para entrenar tu presencia son los baños de bosque. Hoy quiero regalarte una meditación que te transportará a un bosque en el que conectarás con tu esencia más profunda. Así que relájate y siente la energía y la conexión con la naturaleza aquí y ahora.