Mi estrés y yo

Mi estrés me dice que no puedo, que no soy capaz, que no lo conseguiré; me susurra que estoy agotada, que no tengo energía suficiente para hacer esto o lo otro, me persuade de que escoja el camino fácil y me deje llevar por la apatía. ¿Para qué vas a esforzarte tanto? ¿Merece la pena? Ahora no es el momento, no te fuerces, déjalo estar…

Mi estrés me mantiene fatigada, desmotivada, ansiosa, sin energía, sin ganas ni siquiera de tener ganas; cada vez que le escucho, me lleva un poco más abajo, quiere tenerme ahí, secuestrada, atenazada, dócil y amaestrada.

Pero me he dado cuenta de que mi estrés no soy yo, esa vocecilla es mi ego, que quiere hacerse cada vez más grande y quitarme el poder.

Cuando decido no hacerle caso, no prestarle atención, se siente amenazado, sufre, no le gusta nada y poco a poco, se va haciendo pequeño y va dejando espacio a mi verdadero yo. El que me dice que puedo hacerlo, que soy capaz, que tengo herramientas para salir adelante y además reforzada, con más recursos, con más confianza. Que si utilizo esas herramientas me encontraré mejor, me sentiré más fuerte y poderosa, empezaré a tener ganas, a marcarme objetivos, y a tomar acciones para lograrlos.

Me recuerdo a mí misma, mi estrés no soy yo, mi ego no soy yo y respiro conscientemente y ya me veo, ya me reconozco, esperándome, eterna e inmutable y ahora sí, esa sí que soy.